jueves, 7 de mayo de 2009

Los cuentos de mi vida

He tenido la suerte de que a lo largo de mi vida me han contado muchos cuentos. A través de estas breves historias aprendí a superar miedos, a valorar a los débiles y a comprender que la costancía da su fruto.
También recreé mis propias historias, historias con más detalles y efectos que cualquier superproducción cinematográfica, por que era yo la que elegía los rostros de los protagonistas, sus vestuarios y los escenarios donde se realizaban las acciones. Mi imaginación voló por mil mundos imaginarios en los que se recreaban las palabras de mi narradora favorita, MI MADRE.
Recuerdo con tanto cariño a la mamá cabra de los siete cabritillos, al pescador del pececito de oro, al pequeño Garbancito en la barriga del buey y la cacioncilla pegadiza que cantaba sin cesar (Pachín, pachín , pachón mucho cuidado con lo que hacéis, pachín, pachín, pachón a Garbancito no piséis).
Sin duda, estos recuerdos son los que me han llevado a valorar las pequeñas obras de arte que son los cuentos y sobre todo me han hecho ver lo importante que es que las futuras generaciones sigan escuchando las historias de ayer y de hoy, esas historias populares que nunca mueren y que siempre que alguien se atreve a contar encuentran oyentes complacidos.
Yo no quiero que la magia de escuchar un cuento desaparezca nunca y por eso cuento cuentos.